Inodoro automático, ¡no más! | #MemoriasDeUnMetroYMedio

Hola. Tiempo sin leernos, pero aquí seguimos. Las pocetas/inodoros/retretes de mi lugar de trabajo tienen la función y la comodidad de que se activan de manera automática (en venezolano: se bajan solas).

Se podrán imaginar que gracias a mi pequeña humanidad de 150 centímetros, el dispositivo óptico del inodoro debe estar igual que yo, en un estado constante de alerta: «¿Será que ahora? No, todavía está sentado. ¿Sigue sentado? ¡No lo puedo v… ¡Ahí está! No, se levantó, se fue… ¡A la cargaaaaa! Y PRRRRUUUMMMM, sin haber terminado se activa el asunto.

Gracias al cielo, el Beso de Poseidón no es un problema, pues debido a mi estado constante de alerta puedo reaccionar lo suficientemente rápido para esquivarlo.

Ahora bien, gracias a un trabajo de ingeniería oficinista (si es que eso existe), encontré la solución:

Perdonen lo gráfico y descriptivo de este post, pero no había otra manera de contarlo con precisión.

Amigo que mides más de 1,60 metros: si ves a un metro y medio por la vida con algún reto vertical, ¡ayúdalo! Hagamos del mundo un lugar mejor (pero no en el baño, bueno, al menos que te lo pidan).

De momento es todo. Gracias por leer. Nos encontramos más adelante con más #MemoriasDeUnMetroYMedio.

Si eres metro y medio como yo, comparte tus experiencias usando el hashtag #MemoriasDeUnMetroYMedio.

¡Chau!

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